viernes, 21 de septiembre de 2012

Lo bueno de lo malo


Hace una semana vi a una de esas amigas que no importa cuanto tiempo haya pasado de la ultima vez que la viste, parece que no paso ni un solo día, todas tenemos de esas, verdad?. Es una de las personas mas cercanas a mi corazón y nos encontramos con motivo del lanzamiento del nuevo disco de su esposo. Para la ocasión, trate de ponerme linda y llegamos con mi estimado al celebrado evento. Pero cual fue mi sorpresa cuando entro y veo a una mujer despampanante, de rojo rabioso, darse la vuelta y levantarse para abrazarme. Era mi amiga.

No tendría nada de raro que mi amiga se levante a recibirnos ni mucho menos, mi sorpresa en realidad no era por eso. Era porque esta bella dama estaba ESTUPENDA. Con 16 kilos menos de peso, la piel lustrosa y la cara radiante, esta era definitivamente la versión mejoradisima de mi querida amiga, a quien no había visto en unos 6 meses. Y como yo tengo la bendición y la cruz de no poder disimular en mi cara lo que pienso -jamas, siempre se me nota todo- le dije nomas de entrada lo que estaba pensando: "Yam, estasestupendanopuedocreertenesquecontarmequehicisteYA!". Ella, que conoce mi corazón como su mano, tiro una carcajada al aire y nos guio a nuestra mesa, donde me comento la fuente de su maravilloso makeover.

Lo que me dijo fue tan profundo en su sabiduría y dicho con tanto amor que hasta ahora, que me siento a escribir, me sigo asombrando. Me comento que poquitos días después de la ultima vez que nos vimos, comenzo a sentir fortísimos dolores de espalda, tan agudos que la inmovilizaron, y que para desplazarse sin ayuda la obligaban a caminar como los bebes, a gatas. Al consultar al respecto de los dolores, que no pasaban con absolutamente nada, le dijeron que era una hernia. La hernia requería un reposo severo, en cama moviendo lo mínimo, por lo menos por tres meses. 

Durante estos tres meses su apetito -o mas bien, gusto empedernido por comer- disminuyo muchísimo. Como lo ultimo que quería era sentirse pesada, encima de tener que estar confinada a su cama, comía sano, fruta, verdura, tomaba agua para mantenerse hidratada. Y así pasaron los meses hasta que el medico recomendó arrancar con algún tipo de ejercicio que pueda ayudar a fortalecer su columna. Se decidio por pilates reformer. Como comprendía la seriedad de la cuestión, no se hizo la remolona y con colosal fuerza de voluntad, a las 6 en punto estaba día tras día en su gym lista para su clase. En total, en todos esos meses, perdió 16 kilos.

Pero lo que me voló la cabeza fue la gratitud con la que me contaba el dolor que tuvo que pasar. Me dijo que para ella resultaba un desafio muy grande el cuidarse en lo que comía -para quien no?- y que no había forma de juntar determinación suficiente para ir al gimnasio o hacer algún tipo de actividad física. Me contó que ella veía como una enfermedad que parece un castigo o una maldición, para ella fue una bendición que le permitió apreciar el dolor de una forma distinta. Lo que sana no habría podido hacer por falta de disciplina y fuerza de voluntad, lo pudo hacer por una enfermedad. Que impresionante madurez y sabiduría. Yo apenas tengo el indicio de un estornudo ya me rasgo las vestiduras mientras levanto la mano cerrada en puño al cielo, gritando "paaaaar queeeeeee!!!". Jamas de los jamases se me ocurriría estar agradecida por haber enfrentado una enfermedad. Que manera de abrazar la vida.

Que todas las cosas -inclusive las que a nuestros ojos son malas- ayudan a bien, es lo que cree y practica esta mujer formidable. Hace meses ya esta sana, pero la disciplina se convirtió en habito y sigue todos los días firme a las 6, lista para hacer su pilates.  También come mucho mejor, y sigue disfrutando lo que le gusta, pero aprendió a medirse de manera que pueda seguir disfrutando también de lo que ve cuando se mira al espejo. Y debo decir que la espectacularidad que se ve ahora, no hizo otra cosa que igualar lo que hay dentro de ella.

Realmente, esta historia no se trata de que antes mi amada Yamili era gordita y ahora es una esbelta pinup. No quiero que se pierdan en el contexto o que parezca una detraccion a la gordura de las mas susceptibles.. Si vos estas pasada de peso, sos feliz así, y tu salud no se ve en riesgo, fabuloso. Lo mío pasa porque odio que mi cuerpo me impida hacer cosas, me importa mucho mi salud, años atrás tuve mis tiempos de -muchos- kilos de mas, y no pienso volver a ver esos números en la balanza nunca mas.  Lo que rescato hoy es que una mujer valiente, no se quedo a darse un baño en las aguas de la autocompasion, y vio en una etapa de crisis una oportunidad para alcanzar algo que era importante para ella. Y eso es digno de admirar.

pd: Feliz Primavera!

2 comentarios:

Angélica Sánchez de Gavilán dijo...

Eso ser feliz y amar serlo, a pesar de todo! Como cuando te toca estar lejos de tu familia internada, y te sentís desdichada, hsta que en la sala de internados te encontrás a gente que estaba necesitada de una Salida, una Respuesta, y resulta que vos la tenés, y de otro modo no hubieses estado en el lugar correcto, en el momento correcto.

Sofia Bareiro dijo...

Decile por favor a la bella Yamili que gracias a ella empecé Pilates, que cheforzavaipaite, pero ahi estoy, firme! Abrazos a ambas!

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