miércoles, 30 de noviembre de 2011

Casada, viva y preseleccionada!

Un año atrás el esposo formó parte de uno de los eventos que más alegría le trajo en el 2010: Los 10 mejores blogs de Paraguay. Organización del Diario Ultima Hora, por fin alguien se tomó la tarea de seleccionar entre los muchos buenos blogs del país y premiar a los mejores. El esposo fue parte de un jurado que se tuvo que arreglar para elegir 10, entre los cuales los mejores fueron los de mi siempre admirada Elda y el no menos querido Bonifacio. Por razones evidentes no pude inscribir a este blog de mi corazón, así que igual muy emocionados fuimos a aplaudir a los ganadores, todos geniales en su propio derecho.


Este año, el esposo ya no parte del jurado, inscribí el blog a insistencia de mi encantadora hermanita, y oh sorpresa! ayer me entero que Casada y viva quedó en el shortlist de 65 preseleccionados. Debo admitir que me duele un poco la cabeza, de tanto rebotar por las paredes de gozo descontrolado. Muchas gracias por este momento feliz, creo que -he´i conductor de Miss Universo- somos todos hermosos y ganadores!


Ahora si me disculpan, tengo que ir a la despensa, le debo mil a la señora porque ayer no me alcanzó lo que llevé!



martes, 29 de noviembre de 2011

Mensaje del día. Ña Pao, serpienta.

Como les había contado en una ocasión, mi trabajo -fuera de la casa- en la vida real es hacer radio. Es algo que atesoro y tiene un valor que no podría medir. Porque, a diferencia de otras personas, siempre supe que esto era lo que quería hacer.. cuenta mi mamá que yo tenía aproximadamente 5 años cuando agarraba su cepillo para brushing y me paseaba por la casa haciendo entrevistas a locales y visitantes. Se me ha visto entrevistar perros y hacer un programa piloto para lo que en el futuro sería Discovery channel, tratando de vacunar plantas y preguntarles sus opiniones al respecto. Claro que Discovery nunca se enteró de mi descollante talento, y yo terminé tomando otro rumbo, pero siempre dentro del fascinante y complejo mundo de la comunicación. 


La radio donde actualmente estoy, es una radio muy particular. Muy amada por sus oyentes, algunos de ellos escuchando desde la primera emisión, 18 años atrás. La mayoría de ellos son un verdadero primor, gente que aprecia el trabajo de los conductores, operadores y de todo el equipo detrás de cada programa. Gente tan generosa que puede llegar a reconocer tu voz en el super y se acerca a contarte que escucha tu programa, en esos momentos que te mirás y te das cuenta que tenés los championes mas sucios en tu posesión, buzos que habrán sido pertenencia de Jane Fonda en su época de esplendor y todos los pelos de la cabeza disparados en direcciones diferentes y querés que te trague la tierra, pero agradecida sonreís y le das un abrazo al oyente amoroso, para posteriormente salir huyendo por la derecha. 


Otros pocos, sin embargo, son de una casta que jamás en todos los años de carrera que tengo me tocó encontrar. Son oyentes que por alguna razón que todavía no me puedo explicar, te insultan. Y no es que te insultan porque dijiste alguna grosería (no se permiten en la radio), o porque confesaste el club al que sos adepto (nunca cuento mi club), o por ninguna razón que tenga algún sentido lógico. Son insultadores profesionales. Les encanta descargarse con coloridos comentarios que al principio me resultaban tan aberrantes en tantas formas que llegaba a casa y lloraba de rabia, pero que con el tiempo me comenzaron a parecer cómicos, compartiéndolos en mi muro del facebook, y ahora hasta les agarré un especie de afecto. 


El esposo siempre fue partícipe de estas situaciones. Hubo un tiempo en que dejé de comentarle sobre los mensajes en cuestión –que, curiosamente, siempre son anónimos. Se es muy valiente sin dar la cara- y fue cuando eso que me dijo que quería que siempre le comparta lo que me pasaba en el trabajo. Era él el que me consolaba al principio y el que reía conmigo después, excepto por esta vez en particular.. Como todos los jueves, yo anuncio la llegada con un grito exultante de “JUERNES!”. Palabra que, por supuesto, no inventé yo ni mucho menos, pero que uso con toda propiedad considerando lo lindo que es que falte un día para el viernes. Algunos lo aman, algunos lo odian. Yo lo hago igual. Y prontamente llega un mensaje, anónimo claro, al servicio de mensajería diciendo lo siguiente:


"Aiii Pao q bobaza y serpienta te deja tu juuuuerneeesss, DiOs MiO! se rien todOs ko d vos mamita! No t das cuenta q sos re Ay?? aiii q aaaascOoOoO!" (SIC) 


Durante un rato me quedé tratando de traducir al español lo escrito por la chica en cuestión –casi la mayoría de los mensajes son de mujeres, y muchos con contenido terriblemente machista, lo que me pone muy triste por la clase de mujeres que algunas familias están formando. Y ni hablemos de la ortografía. No puedo ni entrar ahí..no...no puedo- y una vez comprendido lo que quiso decir, noté que había un nuevo insulto (serpienta) para añadir a la galería; por lo que prontamente le escribo al esposo para compartir esta joya del vilipendio criollo. 


El esposo tarda en responder, y cuando finalmente lo hace, pregunta “a donde te enviaron eso?”. Yo le digo: “a la mensajería”. Y él zanja la cuestión, confortando a su amada y ofreciendo sus mejores palabras de consuelo ante la vejación: 


 “OK”. 


Ese es el esposo: un hombre de gran corazón. Tanto, que a veces se va en puras buenas intenciones, mientras se cuelga en los muchos pensamientos que le ocupan la cabeza


Y OK mba´e. 
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