martes, 15 de mayo de 2018

Feliz día, mamá?

Cuando me pongo a pensar en la avalancha de deseos azucarados y celebraciones por el día de la madre, mirando todo desde el otro lado del túnel (de la maternidad, no vayan a pensar que ya me morí) por primera vez, no puedo evitar tener emociones e ideas encontradas, confusas, inciertas, desarticuladas. En fin, un estado muy parecido a como me siento todo el tiempo desde la llegada de mi vástago.

Y es que pensando y pensando, no consigo hilar las palabras para textualizar lo complejo de esta empresa de ser mamá. Los niveles de renuncia, de planes dejados de lado, de anhelos que se convierten en islas flotantes en nuestra imaginación. No estoy segura de que valga la pena, les diré.

Desalmada! Como en el día de la madre vas a decir algo semejante? Y si, que les voy a decir. No hay un nivel mayor de renuncia o dificultad que haya conocido en mis 35 años de vida, y sin embargo la paga es escasa o nula. Le miro a ese pequeño que hasta hoy literalmente se alimenta de mi, que apenas es consciente de mi presencia, con los ojos arrasados de lágrimas porque mi pecho no aguanta este amor desconocido y pienso: "todo esto para que se vuelva adolescente y yo me vuelva la vieja chota de la que tiene vergüenza frente a sus amigos, para que madure y comience a apreciarme justo en el momento de enamorarse e irse de mi lado a formar su casa, como se debe. Tanto dar para que el no tenga nunca la menor idea de tanto amor inefable, indecible".

Y si, así será. Así ha sido y cuando no ha sido, no fue bueno. Esto de ser mamá me enseñó más sobre como Dios me ama a mi (y a vos) que todo lo que pude haber vivido antes. La más grande y desigual historia de amor de mi vida. Amor nunca igualado, jamás del todo correspondido, orgullo descomunal por alguien completa y absolutamente común. Amor incomprensible.

Así que feliz día, mamás de todo el planeta. Que no hayas salido huyendo ante la aterradora tarea de sobrevivir cada día a la responsabilidad de mantener vivo y moldear a un humano es razón de más para entender por qué somos la joya de la creación. No existe valor semejante. Probablemente tanto esfuerzo nunca jamás será del todo entendido o reconocido, pero lo más probable es que si lo estás haciendo, no hay nada del mundo por lo que lo cambiarías.  
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