martes, 26 de marzo de 2013

Qué lo que tanto


En Paraguay que, como en toda Latinoamérica, aun luchamos con un fuertemente establecido machismo arraigado desde siglos atrás, existe una notable incapacidad de distinguir la fina linea entre la apreciación hacia la belleza de la mujer y el ultraje verbal.

Dias atrás surgió la iniciativa de una Diputada a fin de establecer una Ley que prevenga los asaltos verbales de los que cualquier mujer es víctima a diario en todo el territorio nacional, y fue de inmediato bautizada por medios como la "Ley antipiropo". Tomada en broma por la gran mayoría (inclusive mujeres!) desde el inicio, la Ley tiene pocas o ninguna posibilidad de ser alguna vez sancionada. Esto me trae hoy al blog, porque creo que esta en orden una breve pero enérgica reflexión al respecto.

Si bien es cierto que nuestra nación es cuna de uno de los mas románticos y tiernos géneros de música que existen, la Guarania, y que hemos visto grandes poetas nacer y regalar versos que canten la hermosura de nuestras mujeres, es innegable que salir a la calle y pasar por una obra en construcción puede representar una experiencia de lo mas traumática también.

Todas las generalizaciones son malas. Pero la realidad es que el abuso y la hostigación verbal existen. Yo personalmente recuerdo con nitidez varias ocasiones donde hombres (tanto en la calle como en el propio Parlamento, una vez) se tomaron libertades que no les concedí y me agredieron con palabras al punto que me sentí sucia sin haber hecho nada. Si, SUCIA. Y no pienso reproducir lo que dijeron porque estoy segura de que las mujeres que lean el post habrán pasado si o si por situaciones similares.

No quiere decir que no aprecie que me hagan halagos o que quiera que se esto se prohiba. Pero dista muchísimo de que un hombre se sienta libre de decirme que quiere lamerme tal parte o darme hasta que no se que cosa suceda. YO no le di esa libertad, y me siento ultrajada. Y al minuto de devolverle una respuesta que le ponga en su lugar, siempre te salen con lo mismo: "qué lo que tantoooo!" "vos seguro que no ligas luego mamita!!" y estupideces semejantes. Mas llamativo y alarmante es que algunas mujeres a veces dicen lo mismo al escuchar este tipo de historias en alguna ronda de terere. 

Si es tanto. TANTISIMO. El abuso sexual tiene cientos de tintes, y este es uno de los que mas abierta y flagrantemente se cometen.

No pretendo que se elimine la presunción de inocencia, como alegan los detractores del proyecto. Pero si me gustaría que sean llevados a ver como sus hijas -o hermanas, madres, novias, o futuras hijas-, cuando caminan libremente por las calles, como tienen el pleno derecho de hacerlo, sean víctimas de hombres que las miren con lascivia y las ataquen con frases dignas de un acosador sexual. A ver si ahí les parece que no es tan grave, que es un piropito, que qué lo que tanto.

miércoles, 20 de marzo de 2013

La Opera y el Papa

Desde que era chico, el esposo manifestó un notable amor por la música. Tanto así que se juntaba con su hermano Huguito e inventaban canciones que cantaban a voz en cuello y ad nauseam todos los días, para gran irritación de sus padres. Llegaron a hacerle una canción a la banana, decía algo así como "quien oh matutino banana
q q q q q quien Oh  matutino banana " y fue en esa época mas o menos donde su mama tomo la sabia determinación de mandarlos a cantar a un coro para que, en sus palabras, "canten cosas que por lo menos tengan sentido".

A lo largo de los años el esposo me nutrió y compartió conmigo mi amor por los musicales, y cuando la Opera de la Uninorte presento el fin de semana pasado la obra de Rossini El barbero de Sevilla, nos anotamos enseguida para ir a ver. Ahora, como ustedes saben, siendo una fanática de la moda, busco cada ocasión posible para sacar mis mejores galas a relucir, entonces; prepare un conjunto y mis más preciados zapatos para el evento y partimos enpitucados al teatro.

Así llegamos y, oh sorpresa, vemos bajar a una pareja que entra delante nuestro al teatro. La tenida de el? nono, en serio, espero que estén sentados para esto: bermudas y zapatillas. ZAPATILLAS. Le faltaba su tereré y completaba su atuendo futbolista en tiempo libre. Me quedé mirando y le dije al esposo, "nah, seguro le va a acompañar a su novia a la entrada y se va". Pero no, el wannabe futbolero y novia entraron al coliseo más emblemático del país y se sentaron, listos para la función, y yo ahi, que por poco y no llevé tocado de plumas. Solo en Paraguay.

Acto seguido, en el Intermedio, había gente que se levantó y salió al lobby, y gente que decidió quedarse. Nosotros nos quedamos conversando, mientras en el palco de al lado había una pareja de señoras que estaba haciendo lo mismo, a un volumen bastante mas alto, tengo que decir. Y aquí un punto importante que todos debemos entender, particularmente los latinos: no porque estés en un intermedio o en un sitio público tenes el derecho de aturdirle a todos con el volumen de tu conversación. A nadie le importa lo que estas conversando. Respetemos el espacio de los demás. Volviendo a nuestras vecinas de palco, una de las señoras saca su teléfono y se pone a mirar, a todo volumen, esperen…

EL PAPAAMERICANO.

Si, ese videito detestable que parodia la conocida canción haciendo honor al nuevo Papa latino (lo de su nacionalidad no toco porque ya esta siendo suficientemente cubierto por medios de su país, por no mencionar al esposo, que ante cualquier situación -lease cualquiera- sale con "eeehh!! que el papa es ARGENTINO!!"). Se puso a ver todo el video, a todo lo que daba su teléfono. No les miento. Todos los que nos quedamos nos dimos la vuelta a mirarle y creo que hasta le daba un placer sádico, porque se sonreía, sabiéndose observada, y miró hasta el último segundo del espanto ese. 

Esto pasó en la Opera, no me quiero imaginar lo que pasa el Veracruz de Villa Elisa. En serio no quiero. 
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