viernes, 1 de abril de 2011

Cinco cosas que me ponen pirevaí

-Hablar por teléfono: no es normal en una mujer, ya sé. Pero en serio me enferma hablar por teléfono. Es un problema con mi voz. Toda la gente de mi familia tiene una imposibilidad crónica de regular su voz. Hablo en tono megáfono, SIEMPRE, dando como resultado que todo el que me rodea se entera de todos los pormenores de mi conversación. Y las veces que trato de regular el tono de mi voz, la persona del otro lado no entiende lo que le digo, causándome una frustración que me puede hacer cortar el teléfono. Así que a menos que esté sola y nadie me pueda hacer “shh”, es muy probable que no atienda mi teléfono cuando suene. Perdón, nada personal.


- Esto. Como ya lo decía una amiga: LOS NIÑOS DEBEN ESTAR EN LA ESCUELA, NO EN LAS CALLES. Cada moneda, aunque sea de 50 que le dés, continúa perpetuando esta vergonzosa situación. Tomate la molestia de decirle a la mamá (que seguro está por ahí cerca esperando que su chico le dé tu plata) que está cometiendo un delito.


-El dengue: qué lo que tiene que pasar? Los números que se manejan son irreales. La gente está muriendo o delirando de fiebre en sus hogares, enviados por los hospitales que están completamente colapsados e imposibilitados de reaccionar ante la cantidad de enfermos. Y se siguen encontrando baldíos mugrosos, casas con criaderos y agua estacionada como caldo de cultivo para que MOSQUITOS DE CUARTA nazcan, nos piquen y nos tengan al borde de un abismo epidémico de proporciones inaceptables para el siglo XXI. Qué pico lo que nos pasa!!?? Vamosna a limpiar, a poner espirales, a cambiar el perfume por repelente, lo que sea!


-El esposo y sus medias: debe tener fácilmente como 30 pares de medias. Eso es un par de medias para cada día del mes. Pero siempre, siempre, las deja en una esquina, en el fondo de sus zapatos, en el cajón equivocado o donde se te ocurra, y justo a las 8 de la mañana de un día donde tiene que llegar temprano a la oficina y yo por supuesto también, porque tengo un horario que cumplir, le salta la crisis de que quiere “las negras, que tenían rayitas en el tobillo, de algodón, nena, donde estaaaan?”. Quiero hacer un holocausto de medias. Si se anuncia un incendio hacia Madame Lynch, no se preocupen, no pasa nada.


-El pelopincho del que ya les había hablado, que ya fue retirado por la llegada del otoño y que a mi ilustre consorte, procrastinador profesional, no le da la gana de doblar y guardar. Hoy yace en la entrada de casa, demasiado grande para mis fuerzas. Otra cosa que posiblemente se incendie este fin de semana.


Salud.

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