No soy una persona muy habituada a los masajes. Ya se, no me miren así. No es muy normal que digamos, pero tampoco es tan normal que no me guste ir a la Peluqueria, y no me gusta, siendo que a la mayoría de las féminas les resulta simplemente indispensable. El tema es que-aunque pague por ello- cuando alguien me hace masajes o exfoliaciones o lo que sea, siento que estoy siendo molestia para esa persona. No tiene mucho sentido, pero es como un complejo de culpa que me impide disfrutar de la cuestión.
Pero la historia que quiero contarles hoy se desarrolla en el Spa, donde fui a acompañar a mi hermanita, que tenía un paquete de varios servicios para ese día. Ahora, había ido a ese lugar ya varias veces y todas en las mismas circunstancias, para estar con amigas que recibían paquetes de regalo. Termina siendo una linda forma de pasar el tiempo aunque salga completamente stresada de los masajes porque como les conté, me acuesto ahí pensando "porqué no me habla esta señora? pensará que tengo demasiados lunares en la espalda? dejé extendida la ropa? se acordara el esposo de darle de comer a los perros? suspira! porque suspira la señora? estará cansada? pobre, mejor le digo que termine nomas ya, tendría que hablar ahora? y si le cuento como fue mi día?" y así en un monologo interno interminable que resulta por completo exhaustivo.
En fin, estaba yo instalada en la pileta del spa esperando que la agasajada termine con su masaje sueco de 30 minutos, cuando se me ocurrió que seria genial tomar tereré mientras hacia hora. Por supuesto y como es de esperarse, llevé mi termo conmigo y tenía todo listo, excepto el hielo. Tengamos en cuenta que este lugar tan lindo donde estaba es uno de los spas mas sofisticados del país, así que me lié la bata -primero muerta antes que ser juzgada por el resto de las damas por mi piel color pollo Pechugón en mi malla de cuatro temporadas pasadas-, y procedí a enfilar hacia el bar.
Llegue hasta donde había chicas del staff, y cuando me miraron con caras ligeramente sorprendidas, pensé para mis adentros: "debo estar tomando colorcito ahí en la pileta, ña Pao, sos una belleza exótica!" sonreí con gracia y les informé de mi necesidad de hielo para el tereré, cuando seguían mirándome sin responder.. y finalmente me dijeron que no, que no tenían hielo para vender y que probablemente no había en el bar.
Debo decirles que me sentí un poco defraudada, son varias veces las que fui ya a ese lugar y el trato siempre fue impecable, y ahí estábamos, con estas chicas negándome un poco de hielo, que seamos francos; debían tener, porque es simplemente imposible que no hayan tenido.
Regresé a la pileta, me pegue otro chapuzón, y me senté con mi libro para seguir la dulce espera.. y me fijo en que todas las chicas que estaban al borde me miraban también, fijo, como las chicas del staff me habían mirado. "Quizás me ubiquen del trabajo" pense, y me autocongratulé de nuevo por la rapidez con la que debía tomar el color del verano, que seguro generaba la envidia del lugar, casi animándome ya a pasearme sin bata y practicar poses tipo Sports Illustrated en el borde de la piscina.
Finalmente me llega un mensaje de mi hermanita, que me pedía que vaya al vestidor a encontrarla, y juntando mis cosas y con andares de Gisele Bundchen partí. Cuando llego a los vestidores deje mis cosas a un costado y me acerco al espejo para apreciar el color bronce que seguramente me habría quedado y generado tantas miradas cuando veo algo como esto:
Aparentemente no me había sacado el maquillaje que tenia puesto ese dia antes de entrar al agua en el spa.
En eso sale mi hermanita y con los ojos como huevos, con la delicadeza que solo el amor puede propiciar, me dice: "Pao, se te corrio un poco el rimel.."
Realmente no se cual es la moraleja de esta historia. No sé si se negaron a darme hielo (que por supuesto podían cargar a mi cuenta y estaba completamente dispuesta a pagar) por mi cara de loca o por una simple mala movida de atención al cliente. Pero lo que sin duda me queda claro es que en un alarmante porcentaje, las mujeres actúan con malicia. Yo personalmente, le hubiera avisado a la pobre prójima con la cara corrida como mascara derretida al fuego de semejante estado. Pero una gran mayoría no, por lo menos basada en la muestra tomada en la vergonzosa jornada (se limitaron a mirarme con cara de babuino). La única que me dijo algo está atada a mi por sangre, así que no se muy bien como cerrar mis estadísticas.
O por ahí no me dijeron nada porque pensaban que era una sicópata y les dio miedo, quien sabe. Seamos optimistas.
historias e histerias de una (joven) señora absolutamente ordinaria, pero siempre entretenida..
martes, 13 de marzo de 2012
lunes, 5 de marzo de 2012
ña Pao, indocumentada
Siempre
me considere una persona ordenada. Soy de esa gente que no puede salir de su
casa sin que la cama este tendida, no me importa que nadie vea la cama
desarreglada, tiene que estar todo en su lugar. Y no es cosa de ahora, creo que
una de las constantes en mi vida es que siempre trate de ser practica,
ordenada, se donde estan las cosas, encarpeto las facturas, y cosas asi.
Por
eso esto que les voy a contar marca un nuevo hito en mi vida. Pise terreno
desconocido por primera vez en años, y no fue un terreno muy lindo que digamos.
Me mande, como diria mi suegra, una “Paolada”.
Resulta
que el sabado pasado era la fiesta de cumpleaños de nuestro sobrino, 2 añitos
cumplio el gordo y demas esta decir que no ibamos a perdernos la magna ocasión
con el esposo. Asi que llegada la madrugada del dia apilamos las cosas y
partimos a Posadas, con mucha algarabia de mi parte (me encanta ir a Posadas.
Siempre me emociona).
Hicimos
el viaje en 4 horas, y estabamos ya en la casilla de ingreso de la Aduana
Argentina, cuando el esposo presenta su documento. Yo saco con toda calma mi
cartera mientras cantaba a los gritos un tema de Bruno Mars, cuando, oh
sorpresa: No encuentro mi cedula. Ahora, por si no entendieron la gravedad de
la situacion, les ubico; Estamos:
-en
la casilla de inmigraciones de la Aduana Argentina de Posadas.
-a
370 Kilometros de casa.
-el
dia del cumpleaños de mi sobrino.
-con
regalos en el auto.
-mis
suegros esperandonos en su casa para comer…
y
yo no encuentro mi cedula.
Todo
el resto de mis documentos estaba en su lugar, y livida, informo al esposo del
acontecimiento, y el me mira incredulo. Le digo a la supervisora: “no estoy
encontrando mi documento, tengo todo el resto, que puedo hacer?”. Ella me mira
con cara de chupar limon y me dice “trajo su pasaporte?”. Por supuesto que le
informo que no..y me dice
“en
ese caso no puede entrar”.
Ni
falta hace que les diga que vi todo negro y que estaba al borde del desmayo.
Porque, ustedes entenderan, estas cosas NO ME PASAN A MI. Son las cosas que me
cuentan y me rio, y muevo la cabeza incredula, pensando como puede ser que le
suceda algo asi a alguien.
Asi
que despues de dar vuelta todo, asegurandome que no haya caido de mi cartera ahí,
baje del auto y pedi hablar con la Supervision, donde entre y con la mayor
certeza de que entenderian les explique que por alguna razon que no entiendo,
mi cedula no esta, pero que tengo todo el resto, hasta mi tarjeta de fidelity de HC, y que le prometia solemnemente que no era una terrorista que
amenazaria a mi amada Argentina, solo una tia que queria estar con su sobrino
en su cumpleaños. Espere paciente que me responda que entendia mi situacion, y
que me daban permiso de ingresar, cuando la Supervisora me dice, sin mirarme
“Jovencita, si le dijeron que no pasa, es porque no pasa. Sho no puedo hacer
excepciones. Tiene que volver, entendio?”.
Ahí
se desataron las Cataratas del Iguazu, version ña Pao. Ahí estaba yo, 29 años, 1, 65 de estatura, llorando como si
no hubiera mañana. Sali temblorosa y el esposo, con solo mirarme, supo la
tragica noticia. No podiamos entrar. Estabamos ahí y no podiamos entrar. Subi
al auto, y el se bajo a mandar al cuerno y gritar improperios al viento, cosa
que le agradezco –porque si bien los improperios estaban dirigidos a mi y
describian mi estupidez- por lo menos se bajo del auto y se alejo para no
gritarme a la cara.
Al
rato llegaron mis suegros, que recibieron la llamada y pensaron que el esposo
era el del problema. No podian creer cuando se dieron cuenta que yo me olvide
mi documento. Creo que voy a tener que convencerles el resto de mi vida que no
fue un plan macabro para sabotear la fiestita de cumpleaños de Santi. Inutil
tratar de convencer al esposo de que me mande en bus de regreso y el se quede a
la fiesta. Me dijo “vinimos juntos y juntos nos vamos. Y volvemos AHORA, no
esta abierto a discusion”. El microorganismo generador del moho que infecta los
pantanos, eso me sentia yo. Considere salir a correr y pasar la zona de Aduanas, tipo mexican en la frontera norteamericana, pero no me dieron las agallas. Solo me imaginaba la tapa del Popular al dia siguiente: "conductora de radio cristiana ombovu camisalomo sin cerdula en curepilandia". Ni hablar.
Y
continue llorando como ternera al despedirme de mis suegros y todo el resto de
la jornada, hasta llegar a Asuncion a las 10 de esa misma noche. El esposo, a
pesar de su enojo, se mostro magnanimo. Pero igual me siento terriblemente
culpable. Y absolutamente estupida.
La
bendita cedula? Estaba en mi auto. Debe haberseme caido cuando saque la tarjeta
para pagar algo. Triple check de documentos –y de todo- a partir de ahora. No
soy tan infaliblemente ordenada como creia.
pd: perdón por la falta de acentos. No encuentro la tecla. No, no se que me pasa.
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