jueves, 24 de mayo de 2012

Los hombres y la tele


Existe un raro vinculo muy dificil de discernir entre los hombres y los aparatos electronicos. Y muy particularmente, entre los hombres y el televisor. Que aparatito desgraciado.


No quisiera que se entienda como que no me gusta la tele, o ver tele, o las series, programas etc. que tanto entretenimiento nos traen desde la invencion del aparatito en cuestion. Pero es que justamente ese es el tema. A mi, como a la mayoría de las mujeres, me GUSTA la tele. Pero puedo vivir sin la tele. No me resulta indispensable en cada minuto de mi día. El esposo, sin embargo, no puede pasar cerca sin prender. No puede estar en casa, aunque estemos jugando un juego de mesa, sin que este encendida.


Cuando finalmente llego a mi casa todos los dias, a la noche, sentarme como automata frente a la pantalla no es exactamente mi idea de tiempo de calidad. Mas considerando que el tiempo de calidad que podemos tener todos los dias entre semana con el esposo asciende a un gran total de una hora por dia. Si, una hora. Eso es todo lo que veo a este querido muchacho hoy en dia.


Entonces, cuando el otro día el esposo apretó algun botón que no ubico su función en el mando del cable y la imagen desapareció, no me resulto tan grave ni nada de otro mundo. El, digamos nomas que se altero. Si hubiera podido llamar al Presidente de la República (aunque visto y considerando su completa inutilidad, no le hubiera servido de mucho) lo habria hecho. Llamo a toda la compañia de cable. Le explico una y otra vez a aproximadamente 8 personas el proceso completo que llevo a la tragedia de la desaparicion de la señal, con voces guturales para ejemplificar los sonidos que hacia la pantalla ("y ahí hizo como un tikitikitikitiki grrrrrzap, entendes?") y descripciones especificas de cuantos segundos apreto cada boton. Yo miraba impavida, preguntandome con todo mi ser si el era por completo incapaz de entender que el tiempo estaba pasando, que ese dia no habiamos hablado todavía y el estaba absolutamente concentrado en el objeto de sus afectos, la tele, de rodillas y con el trasero apuntando al techo, repitiendo las instrucciones que el pobre projimo del Call Center le daba en el telefono.


Ese día, la tele se arreglo. O sea, volvio la señal. El suspiro aliviado como si fuera que desactivo una bomba que iba a hacer explotar la casa entera y se paseo por la sala con el pecho inflado. Yo respire hondo, le conte un poco de mi dia y me fui a dormir, porque como me levanto a las 5 y media de la mañana, a las 10 literalmente me quedo dormida, en cualquier situacion que este.


Pero ayer fue el acabóse. Llegando yo a casa de otro día de laburo, me recibe afuera comentandome de su dia, hasta que no aguanta mas y me dice con la cara desencajada: "nena, la tele. Se descompuso de vuelta".


Ahora, quiero que visualicen esto conmigo. Tenia los ojos como huevos, la cara pálida y se mordía el labio inferior. Daba la impresión de que me estaba dando la noticia de que le diagnosticaron una enfermedad incurable. 


Me limite a mirarle fijo y le informe que no me podía importar menos, que el cable no saliendo era el menor de mis problemas y que no me joda, mientras me retiraba a sacarme el maquillaje y ponerme el pijama. Cuando volví a la sala, le escucho perjurando por lo bajo una lista de groserías que harían avergonzar al pirata Barbanegra, mientras miraba al aparatejo del cable con una motivación que parecía querer arreglarlo por la sola fuerza de su voluntad. Se estiraba el pelo, pegaba patadas al suelo, y pasaron unos minutos de esta conducta de enajenado cuando en la cúspide de la incoherencia me acerco a el y exasperada le digo "no pasa nada, deja la tele asi y mañana vemos que arreglen, pero deja de actuar como loco". Me miró como si le hubiese sugerido vender su cuerpo a señoras de la tercera edad a cambio de bananas y vocifero "DEJAME QUE NO TE ESTOY MOLESTANDO, VOY A ARREGLAR, DIJE!! SI QUERES HACERME UN FAVOR, RETIRATEEEE!". Ante lo cual comprendí que estaba tratando con mi esposo en su mayor aproximación a un primate, y me fui al cuarto. Desde ahí le escuchaba usar el viejo truco de pegarle a ver si anda.


Paso un tiempo hasta que algo -no tengo idea que- le hizo volver a sus cabales. Vino a buscarme, se disculpo y dejo la tele tal cual estaba, pero echandole miradas de franca preocupacion de tanto en tanto. Toda esa calamidad tomo alrededor de cuarenta minutos. Estuvimos veinte minutos hablando y cenando una comida que se enfrió en medio de la debacle de la tele, y caí dormida, inconsciente. 


Una obsesión tan enigmática, tan incomprensible, le impidió ver que yo estaba ahi, por solo una hora, para compartir. Que nadie nos va a devolver ese dia, esa hora. Se dedico a tratar de salvar a su amada. Ese es el tema de las prioridades. Hablan mas fuerte que las palabras.


Estoy contemplando empezar a actuarle sus series favoritas, para ver si capto mas su atención, por ahi resulta. Les mantendre al tanto.

4 comentarios:

Stephanie Paixao dijo...

O, también podrías organizar tus actividades de manera que no té quede solo una hora con el. No digo que el actúe bien, pero definitivamente si llegas tan tarde a tu casa tus prioridades también están hablando.

ña pao dijo...

mis actividades son de trabajo y fueron conversadas entre los dos antes de decidir. Es algo que acordamos tengo que hacer en este tiempo, asi que ambos sabemos que por ahora, una hora es lo que hay. Pero gracias por el interes :)

Sofia Bareiro dijo...

Te entiendo perfectamente! entre la tele, la compu y el iphone, ya tengo entendido que no puedo con eso, aunque como vos decis yo tambien tengo mas o menos una hora para estar con mi marido, sutilmente le digo, mañana hace eso, a la hora que yo no estoy disponible! entendiste lo de sutilmente? es que no se dan cuenta, en serio! pero si de descompone olvidate, tienen un complejo de yo puedo arreglarlo todo, esta en su naturaleza!

Patty dijo...

te entiendo Pao! parece q todos los hombres son así! Increíble! Pero tenemos q ser sabias, si es posible negociar, llegar a un acuerdo, le decís que durante el tiempo que tienen para verse esté contigo; sabemos que ellos también necesitan su espacio y nosotras el nuestro, pero ir a los extremos no es bueno, siempre tiene que haber un punto medio..

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