miércoles, 10 de octubre de 2012

Vos tan Cuarto de Milla, yo tan burrito Lambare.


La vida de esta mujer casada no es puro correr de las funciones laborales a las domésticas. De tanto en tanto, hay diversión de chicas, y la historia de hoy empezó así de inocente, una noche de diversión para dos amigas.

Recibí una atenta invitación de la gente del Shopping del Sol para ir acompañada de una amiga a su esplendoroso desfile de Primavera-Verano, el Fashion Experience. De más esta decir que en el trajín rutinario de mi vida, este tipo de cosas representa un absoluto deleite, así que por supuesto, agendamos la fecha, y llegado el día nos encontramos encantadas de la vida y listas para ver lo mas chic de la moda estival en pasarela.

Al entrar al lugar del evento, nos topamos con un pequeño caos, con varias colas de gente para ingresar a los distintos accesos. Nuestras generosas invitaciones marcaban que nuestro acceso era en el VIP, asi que preguntando aqui y alla, nos pusimos en una fila, donde la gente tampoco estaba tan segura, pero como estabamos sobre la hora, nos arriesgamos.

Finalmente entramos, y un acomodador nos lió una pulserita por las muñecas, mientras nos empujaban para adelante. La cantidad de gente era abrumadora, lo cual me complace muchísimo como fanática de la moda. Avanzamos, ya adentro, buscando el acceso a nuestros asientos, cuando llegamos frente a otra acomodadora, que nos pregunta para la mesa de quien vamos. Como no tenía idea de que me hablaba, le miré y le mostré mi invitación mientras otras damas preguntaban a mi alrededor. La señorita, se limitó a liarnos otras nuevas pulseritas y nos metieron al sector en cuestión. 

Ahora, quiero que entiendan que a mi me gusta MUCHO la moda. Y todo lo que tenga que ver con ella. Y estaba absolutamente extasiada de ver a las mujeres más regias de Asunción aunque me daba un poquito de ansiedad tanta esplendidez -eso es para un post futuro, recuerdenme que escriba sobre las mujeres que nos causan ansiedad- pero nada que me quite el gozo. Entonces a mi lado pasa, con la cabellera moviéndose al viento, la piel refulgente bajo las luces y aroma a unicornio, la encantadora Teresita Codas. Teresita Codas es, a mi humilde opinión, la flor de la sociedad asuncena. Es en quien yo pienso como ideal cuando hablo de la hermosa, fina, exótica mujer paraguaya. En jerga ecuestre, es fina como un caballo Cuarto de Milla. Ella y Leryn Franco, que por cierto era presentadora del desfile. Es una de esas mujeres que cuando les ves, te paras un poquito más derecha, y revisas si no tenes pelos de perro en tu ropa, me explico?

Es más o menos en ese momento que me di cuenta que estábamos en el lugar equivocado. Si, teníamos invitaciones para el VIP, pero esto definitivamente era terreno inexplorado. Mi amiga me dijo que se dió cuenta de lo mismo, con los ojos. Rápidamente evaluamos nuestra situación e hicimos lo más sensato: fingimos demencia. Procedimos a sentarnos en uno de los sofás y charlar como quien no quiere la cosa. Al rato llegó la aparente dueña de la mesa, pero nos saludo muy amable, así que alegremente esperamos el inicio del desfile. Que noche nos esperaba, Teté!

Para la ocasión decidi honrar la invitación recibida con mis mejores zapatos, un par hermoso de sandalias Badgley Mischka que son mi más preciada posesión y muestro aqui para su mejor apreciación  En la cúspide del glamour, me reía de lo mas ufana, muy contenta conmigo misma, me decía "mirá ña Pao, entre la crema y nata de la elegancia". Yo, con mis sandalias de diseñador, con mi sobre charolado, con mi perfume Coco Mademoiselle. Giuliana Rancic, movete, se viene ña Pao a cubrir los Oscar. Y así estábamos de lo más acomodadas parloteando, cuando arranca el desfile y aparece un mozo con una de esas bandejas gigantescas, llenas de copas de champagne, para los presentes. 

Todo sucedió en segundos. Segundos eternos, donde ves todo lo que sucede en camara lenta, inexorablemente, inevitablemente. Se tropieza el mozo, y la bandeja da una vuelta en el aire y las copas, todas bailando al son de la bossa nova, dan un vuelco irremediable, sobre la humanidad de quien escribe:

SHHAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Por un instante, el mundo paró. Yo miraba en tiempo real, y veía todo congelado: la cara de espanto de mi amiga, los ojos saltones del mozo, las miradas de pavor de las señoras espléndidas, y dos metros mas allá, la expresión horrorizada -y quizás, aunque no sé si lo imagine, decepcionada- de Teresita Codas. Me sentí morir.

Todas las ironías del mundo al unisono, en ese mismo momento. El tiempo se reanudó, y yo, toda empapada de champagne, solo miraba mis zapatos. El mozo, disculpándose profusamente, corrió y volvió con una carretilla de servilletas de papel. Genial, ahora yo parecía un pompom de intercolegial.  La gente me miraba como si fuese una gitana que se coló ahi -lo cual era, un poquito-  y mi amiga, toda calma, me perjuró que mis zapatos iban a sobrevivir, y que si me mantenía respirando, yo también.

Y fue en ese exacto instante, bañada en champagne, pegajosa de secarme con servilletas de papel y por completo mortificada por mi papelón frente a la sociedad, que decidí que no me iba a importar. Que lo peor que podría pasar es que mis zapatos se arruinen, y aparentemente eso no sucedería. Así que aprete fuerte la mano de mi amiga, y aceptamos una copa del champagne que me bañó.

El desfile estuvo precioso. Nos reímos hasta el llanto de lo improbable de los sucesos de esa noche, y al llegar a casa, sequé con secador mis hermosos zapatos. Creo que van a estar bien. 

pd: días después fui a un seminario de Asesoría de Imagen. Entre con la cartera colgándome del codo, con mi mejor expresión de Anna Wintour. Después de pasearme por todo el lugar, que de nuevo estaba lleno de las mujeres más fabulosas de la ciudad, tomo mi asiento y miro hacia abajo: se me había roto de la forma más grotesca el cierre del pantalón. Levanté la cara, transfigurada, y a lo lejos, veo en el mar de damas a quien acababa de ser testigo de mi nuevo e inexplicable bochorno público: Teresita Codas. 

Si alguna vez llegan a presentarnos, voy a tener que trabajar arduamente para explicar que no soy una lunática que escapó del Neurosiquiátrico.

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